* ELECCIÓN DEL ANCLA
IDÓNEA : La elección del ancla apropiada para nuestra
embarcación el tipo de navegación que efectuemos, va a depender
siempre de las características de nuestra embarcación, del
fondeadero escogido o al fondo marino al que va destinada, su
facilidad de estiba y su sencillez de maniobrar, tanto para
largarla como para levarla. Lo que debemos tener en cuenta es que
el ancla tiene que procurarnos sujeción al fondo marino, ya sea
entrando en el mismo o agarrándose a cualquier elemento que exista
sobre él.
Existen muchísimos tipos de anclas, patentadas o derivaciones
de ellas, presentando todas y cada una, ventajas e inconvenientes.
Es fundamental, no perder de vista, con carácter previo a la
elección, el tipo de fondo marino al que va a ir destinada,
pudiendo llevarse a bordo, un ancla principal, una secundaria de
respeto una secundaria ( para situaciones de emergencia de, al
menos, el 75% del peso de la principal), e incluso una auxiliar
específicamente prevista para un fondo determinado.
El
ancla de arado ( CQR ) , de las más utilizadas, cuenta con
un gran número de adeptos entre los navegantes de crucero. Es
buena para fondos de fango y arena, incluso algueros. No es
recomendable para la gravilla o roca. De fácil estiba. El modelo
está patentado y no es aconsejable confiar en imitaciones..
El ancla Delta : Variante de la de arado, pero fabricada en
una sola pieza, por lo que su resistencia es mayor. Aconsejable
para fondos de fango y arena, y no siéndolo la gravilla, roca o
algueros.
El ancla Bruce es útil para fondos de fango y arena y de
alta resistencia. Muy divulgada. Debemos tener en cuenta el
tamaño, de estiba algo más compleja, y poco segura si coge roca.
El ancla Meon o Brittany es buena para fondos de
fango y arena, pero resulta más eficaz en fondos más sólidos.
Presenta como ventaja que no se engancha tanto en las algas.
El
ancla Danforth es correcta como segunda ancla, ya que no es
tan resistente como otra, si bien es más ligera. Eficaz para
tenederos de arena y fango, siendo útil para atravesar algas.
Variantes de ella son la Holdfast y la Bass.
El ancla Fortress es polivalente para varios fondos,
aconsejable en fondos de arena o fango. Tiene el peligro de que se
introduzcan piedras, guijarroso o algas entre la caña y las uñas.
El ancla de cepo, Almirantazgo o Herreshof , tiene como
principal ventaja el atravesar las algas sin mayor problema, pero
su principal inconveniente es su poca sujeción. Óptima cuando hay
mal tiempo y suele agarrar a cualquier tipo de fondo. Es muy
pesada.
El ancla de rezón es utilizada por los pesqueros, óptima
para pequeñas embarcaciones o fondeos de corta duración. Atraviesa
las algas sin mayor problema, pero su principal inconveniente es
su poca sujeción, salvo en fondos rocosos en los que resulta muy
eficaz.
SOC, es una marca registrada de
anclas del tipo denominadas Anclas de Arado, la misma se puede
encontrar en acero inoxidable o galvanizado con distintos pesos hasta
alcanzar el peso máximo de 27 kilos.
DELTA, Otro tipo de Ancla de Arado, sin brazo articulado,
posee una caña fija soldada a la parte que penetra en el terreno y
se encuentra construida en aleación de manganeso y acero fundida
en una sola pieza. Posiblemente una de las mas económicas.
ANCLOTE PLEGABLE, Una de las preferidas para
usarse como ancla de respeto dado su mínimo lugar de estiva.
Posee brazos planos y uñas con buena punta lo que aseguran una
profunda penetración en terrenos blandos. Asegura una buena
tenida y buena resistencia lateral. Cualquiera que sea nuestra elección, es aconsejable llevar a
bordo, además de un ancla principal, una de respeto o auxiliar.
* LÍNEA DE FONDEO :
TAMAÑO Y LONGITUD DE LA LÍNEA DE FONDEO : El tamaño y longitud
de la línea de fondeo, va a depender de la eslora y desplazamiento
de nuestra embarcación y de la modalidad de ancla que llevemos. En
principio, y como regla general, deberemos llevar a bordo una
línea cuya longitud sea de cinco a diez veces la eslora del barco.
Respecto al material, es un tema que no deja de ser polémico,
pudiendo componerse sólo de cabo o cadena, o de una combinación de
ambos. En todo caso, existiendo una sección de cadena suficiente
para formar la curva catenaria, y conseguir la tensión horizontal,
no está de más adicionar unos 30 metros de cabo para fondeos con
mal tiempo o en profundidades considerables, dado que facilita la
maniobra de levar el ancla y reduce el peso a proa. Como regla
general, cuanta más linea se largue, más agarrará el ancla.
LONGITUD DE LA LÍNEA DE FONDEO A LARGAR : La cantidad de cadena
que debe largarse va a depender varios factores. A los efectos del
cálculo de su medida deberá computarse la distancia entre la
gatera o parte más saliente de la proa y la línea de flotación
- Fondeo en condiciones climatológicas normales : La
longitud de la línea a largar, si ésta consiste únicamente en
cadena, será, como mínimo, el triple de la profundidad y para el
caso de estar formada por cadena y cabo, de, al menos, cinco
veces la profundidad.
- Fondeo con mal tiempo : La línea a largar estará
compuesta, preferentemente de una combinación de cadena y cabo,
con una longitud de, ocho a diez veces la profundidad.
* ELECCIÓN DEL FONDEADERO
De la correcta elección del fondeadero, va a depender en muchos
casos, el pasar una noche tranquila y, en última instancia la
seguridad de la embarcación y sus tripulantes.
En cuanto al fondo marino sobre el que vamos a fondear, además
de nuestra percepción visual y experiencia, deben consultarse los
derroteros, cartas náuticas de la zona e, incluso, guías náuticas,
publicaciones en las que se especifican las clases de fondos.
La elección de un buen fondeadero pasa por tomar en
consideración otras circunstancias tales como los vientos
predominantes de la zona, corrientes marinas y parte
meteorológico, siendo importante escoger un lugar que se encuentre
al abrigo del mar y el viento y que su configuración permita
dejarlo con rapidez, caso de ser necesario.
Son buenos sostenedores los fondos blandos, como arena, fango, o
arcilla ( en este último caso, siempre que no garree ). Deben
evitarse los fondos de algas, los que están en pendiente brusca y
acusada y los duros como piedra y roca.
En el caso de la navegación por el Mediterráneo, el mayor
peligro es encontrarse con algueros o capas de algas dentro de un
fondo marino de arena que, por su espesor, van a impedir que las
uñas del ancla se claven y penetren en el fondo marino. Como en la
navegación de crucero es frecuente fondear en calas o caladeros de
poca profundidad, es interesante que, al tiempo que el timonel se
aproxime al lugar de fondeo elegido, algún tripulante
experimentado, vaya a proa de la embarcación e inspeccione
visualmente los fondos para indicar al patrón los lugares en que
el fondo de arena no presenta casquetes de algas. Si por cualquier
circunstancia, el ancla ha caído sobre algas, deberá izarse y
reiniciar la maniobra, previa limpieza del ancla, pues de lo
contrario, difícilmente la maniobra tendrá el resultado deseado.
* MANIOBRA DE FONDEO. LARGAR EL ANCLA.
Una vez escogido el lugar de fondeo, nos aproximaremos, proa al
viento, con poca arrancada, cuidando la distancia entre el nuestro
y los demás barcos que ya estén fondeados. El ancla deberá estar
preparada para largarla, llevándola a la pendura. Ya hemos
avanzado que resulta deseable que un tripulante se sitúe en la
proa de la embarcación, para elegir el mejor fondo mantener una
distancia prudente en relación con los demás barcos que se
encuentren en la zona ( a fin de evitar que el borneo derive en
abordaje ). Llegados al lugar, largaremos el ancla, y cuando ésta
llame verticalmente, comenzaremos a dar marcha atrás, siempre con
poca arrancada. Largada la cantidad de cadena procedente,
permaneceremos un tiempo prudente en observación hasta llegar a la
conclusión de que el ancla ha agarrado, para lo que resulta muy
práctico tomar referencias, como dos demoras a la costa,
observando que el barco quede aproado al viento y la cadena tesa.
Si nos percatamos de que el ancla garrea, largaremos más cadena,
y, de resultar infructuoso, levaremos el ancla y cambiaremos de
fondeadero. Para evitar tensiones innecesarias y roturas, debe
hacerse firme la linea de fondeo alguna de las piezas de cubierta
como puede ser una cornamusa resistente, mediante la utilización
de otro cabo o un gancho.
Una operación relativamente sencilla y sumamente eficaz para
poder recuperar el ancla en caso de pérdida o para evitar que
otras embarcaciones fondeen en el mismo lugar, es orincarla,
señalizándola para saber el lugar exacto en el que está fondeada,
operación que consiste, sencillamente, en sujetar a una boya o
baliza una cadena o cabo que a su vez se afirma en el ancla.
Por mucho que la práctica lo desdiga, deberemos adoptar la
medida preventiva de mostrar de día la esfera negra de fondeo y de
noche o con mala visibilidad, la oportuna luz blanca todo
horizonte de fondeo ( luz que, por cierto, no tienen encendida
todos los barcos fondeados en el fondeadero, con el riesgo que
ello comporta, debiendo extremarse las medidas al respecto ), aun
cuando nuestra embarcación tenga una eslora inferior a 7 metros y
no sea preceptiva la exhibición en este caso.
* VIGILANCIA DURANTE EL FONDEO :
Durante el tiempo que permanezcamos fondeados, el barco no debe
quedar sin tripulación en ningún momento. En época estival, es
frecuente observar barcos fondeados sin personas a bordo, pues
éstas se han ido a inspeccionar la zona con el chinchorro o,
simplemente, han ido a comer o cenar al chiringuito más cercano.
Sin embargo, tal actitud no resulta la deseable, pues el ancla
puede garrear al levantarse un fuerte viento o el oleaje,
desplazando al barco fuera de la zona de abrigo donde lo dejamos
quedando al garete, o, incluso, abordar a otra embarcación si el
fondeadero escogido está muy frecuentado. Así las cosas, se hace
necesario establecer una vigilancia continuada mientras estemos
fondeados, vigilancia que irá dirigida, fundamentalmente, a evitar
que el ancla garree y a eludir que nuestra embarcación, por efecto
del borneo, termine colisionando con otra.
Se produce el garreo, cuando, tras la maniobra de
fondeo, el barco se desplaza sobre la superficie del mar, al no
haber quedado el ancla fija y sujeta al fondo, cualquiera que sea
la causa ( mala elección del tenedero, condiciones climatológicas
adversas, no haber largado suficiente cadena, etc.). La persona
que asuma las labores de vigilancia, deberá tomar referencias y
demoras a la costa periódicamente, siendo sintomático del garreo,
que la cadena se tese y forme seno alternativamente en cortos
espacios de tiempo. Llegados a la conclusión de que garreamos,
deberemos filar más cadena, o largar la segunda ancla y si tras
ello el ancla no agarra ni hace firme, no habrá más solución que
cambiar de fondeadero.
El borneo es el giro en sentido circular que hace el
barco en torno al ancla, generalmente por la acción del viento,
mar y corriente. El peligro del borneo estriba en la posibilidad
de colisionar con otra embarcación o superficie sólida con las
consecuentes averías. Deberá vigilarse no sólo el borneo propio,
sino también el de las demás embarcaciones.
Como ayuda a la vigilancia, suelen resultar de utilidad las
alarmas de sonda, que se ponen en funcionamiento cuando el barco
se desplaza sobre aguas de diversa profundidad.
* LEVAR EL ANCLA
Cuando decidamos abandonar el lugar en que está fondeado el
barco, daremos inicio a la operación de levar el ancla. Al ir
cobrando cadena, veremos hacia dónde llama, momento en que
ayudaremos con la máquina, siempre con poca arrancada, evitando
así forzar el molinete. Conforme cobramos cadena, deberemos evitar
que la que vaya cayendo en el pozo de anclas forme cocas que,
superpuestas, obstruyan la bocina e interrumpan la maniobra.
Finalmente, se afirmará el ancla, trincando la boza.
Puede ocurrir que, en el momento de levar el ancla, nos demos
cuenta de que ha enrocado o encepado y no podemos izarla. En tal
caso, deberemos dar marcha avante acelerando - con prudencia -
desde varios ángulos. Si hemos orincado el ancla, las expectativas
de salir airosos de la situación son mayores.
* FONDEO CON MAL TIEMPO :
Cuando, consultado el parte meteorológico, nos informan que
viene una borrasca, lo propio es adelantarse a la baja y consultar
la carta en busca de la cala o fondeadero que se encuentre al
abrigo del viento que va a predominar.
En el fondeo con mal tiempo, la primera medida preventiva a
adoptar, es hacerse una composición de lugar y analizar la
disposición de los demás barcos fondeados en el mismo tenedero.
Debemos fondear a una distancia prudente de los mismos, a fin de
evitar los efectos indeseados del borneo y garreo propio y ajeno,
echando toda la cadena de fondeo posible ( en su caso, el cabo )
respetando los mínimos antedichos. Si es posible, tendremos
preparada una segunda ancla, para, en su caso, fondearla con
rapidez. Conectaremos las luces de fondeo y niebla y las dejaremos
funcionando hasta que cese el mal tiempo.
Una máxima que debe acatarse siempre cuando estemos fondeados
para pasar la noche y el tiempo no sea bueno, es establecer
guardias sucesivas. Entendemos que resulta temerario irse a dormir
tranquilamente, aun cuando tengamos la certeza de que el ancla ha
agarrado bien. El viento puede cambiar durante la noche, tanto en
intensidad como en dirección y el oleaje puede ir en aumento, de
suerte que, el fondeadero que inicialmente nos daba resguardo de
ambos elementos ha devenido inútil, incluso, peligroso.
La persona que quede de guardia, se pondrá la ropa y equipo
apropiado para las condiciones meteorológicas, y deberá saber
gobernar la embarcación con rapidez y fluidez, para el caso de ser
necesaria su inmediata intervención. Deberá ir tomando demoras y
marcaciones a la costa y referencias a los demás barcos, para
asegurarse de que la situación de la embarcación no varía, y, en
consecuencia, no garreamos. Deberá cuidar, además, de que por
efecto del borneo, nuestra embarcación no colisione con las que
tenemos al lado. Especial atención debe prestarse a los barcos
que, ya entrada la noche, pretenden fondear en el tendero en que
nos encontramos, al haberles sorprendido el mal tiempo navegando,
pues no todas llevan las preceptivas luces encendidas y, además,
con mal tiempo la visibilidad puede reducirse y no llegar a vernos
( siempre es práctico tener a mano, una linterna para, llegado el
caso, hacer señales lumínicas a la embarcación que se nos aproxima
- nunca en dirección a éste para evitar que el patrón quede
deslumbrado - )
Por fin, tres indicativos de que el ancla está garreando :
cambio de nuestra situación respecto a las demoras y referencias
tomadas inicialmente ; descenso o cese súbito del ruido que el
viento y el mar provocan al contacto con la jarcia y casco de
nuestra embarcación - siempre que las condiciones meteorológicas
no hayan variado- ; cuando el viento nos viene de través y la
embarcación no consigue aproarse al viento.
Fragmentos extractados de: "Diario de a bordo"
www.diariodeabordo.com y comentarios propios. |