Un viaje inolvidable...
     Enviado por: Leonardo Gimenez 

  

   

 



Luego de tres días en un evento de informática en Cancún, llegó el Sábado 19 de Agosto día libre y en el momento de elegir cual sería la actividad  a desarrollar, no pudimos contener la tentación de ir a pescar.

 Partimos a las 13:00 horas, en una embarcación típica de AquaWorld, 35’3” de largo, 34’ de casco, 1’8” de ancho,  3’ de calado, capacidad para 8 pasajeros y velocidad crucero C/T/ IZUSUS/2115hp 21mph. La embarcación cuenta con GPS vía satélite, Eco Sonda, cañas Penn Internacional II,  carretes Penn Internacional II modelo 30T, 50T, 80T y 80TW, cañas Penn  Tuna Stick, Carretes Penn Senators Modelo 6/0 LH, etc., todo lo necesario para una gran lucha.

 Era una pesca compartida con Marck un Inglés, Arturo y Montserrat una pareja de españoles que era la primera vez que pescaban y nosotros, los Uruguayos Javier y Leo.  De AquaWorld, el Capitán Juan y los dos asistentes Luis y Jorge.

 Navegamos mar adentro por mas de una hora, comida y bebida mediante, y al llegar a zona de pesca comenzaron los preparativos: 5 cañas al agua, la más grande con el 80T, arriba.

 Todos estábamos ansiosos de que comenzaran a sonar las chicharras y así fue, comenzaron a picar los Bonitos,  cuya pesca se da todo el año, con ejemplares de 5 a 8 kilos aproximadamente; nos íbamos turnando y enganchamos tres cada uno. Hasta que el Capitán le dice a  Luis, “encarna el bonito recién sacado  en la caña de arriba, que están con buena suerte” y acota “Vamos por uno grande...”, encarna el bonito en el anzuelo de abajo y a unos 30 cm anzuelo libre.

Pasaron diez  minutos mas o menos cuando se siente, en forma impresionante y continua la chicharra de la caña de arriba, la corrida fue tremenda, Jorge le pide a Juan, quien manejaba el barco, que le alcance la caña, el resto estábamos con la adrenalina al máximo, en ese instante viene un tirón fuerte y Jorge va al piso,  tuvimos que sujetarlo, al recuperarse intenta dos enganches para asegurarlo y en el segundo se ve el afloje de la tanza, se hizo silencio  “Lo perdimos, era enorme....” todos nos miramos y no lo podíamos creer, no sabíamos lo que era, le pasa la caña a Luis y este comienza a recoger cuando de repente la segunda corrida..., estaba bien enganchado solo había corrido en dirección al barco, la sensación es indescriptible....  unos minutos después el salto, el tan esperado salto, era un Marlín Azul.

El nerviosismo era generalizado,  comenzamos a subir todas las cañas para que no hayan enredos. Fuimos pasando uno a uno por el sillón y a pelear se ha dicho, el cansancio en los brazos se hacia notar rápidamente y mientras pasaban los minutos la rotación era prácticamente continua.

Nos colocamos un chaleco el cual se engancha al reel para aguantar el peso con el cuerpo, subiendo la caña en forma lenta y luego bajarla y recoger rápidamente, nos decían “No halen, no halen” lento arriba, bajamos  y recogemos rápido, cada dos vueltas del reel, el gran Cabrón nos llevaba metros de tanza y a los dos minutos no sabías ni lo que hacías...

 Se escuchaban los gritos de Juan, manejando un maestro, puso marcha atrás y  a toda maquina cuando tenia que hacerlo, “Pesa mas de 300 libras”  dice, cuando ya había pasado más de una hora, viene el segundo salto y se siente “Es grande el cabrón, mas de 500 libras....”

 Una de las corridas más fuertes, difíciles de manejar y típicas del Marlin, fue cuando a la hora y media comienza a tomar profundidad, solo podía sujetar la caña con las 2 manos, la tanza se iba lentamente, el sonar lo vio bajar, alcanzando mas de doscientos metros de profundidad...

 Llevábamos más de dos horas de lucha,  ya estaba cerca de la embarcación, desplegaba todas sus fuerzas, mostraba su gran aleta azul, sacudía la embarcación por todos lados. Jorge decía “..por eso es el Rey del mar...”.

 Hasta que se hicieron las seis de la tarde, hora límite de pesca y se escucha el grito del Capitán  “Córtalo, Jorge....córtalo ya ...no podemos con él...”, nos miramos y le dijimos

“No, por favor!! solo un poco más”

 Pasaron 3 horas para poder verle la cara, subirlo todo un esfuerzo, pero allí estaba, dentro del barco ocupando todo el ancho. La alegría inmensa, nos abrazamos y comenzamos el regreso cervezas mediante. El festejo de ellos (Juan, Luis y Jorge) fue lo que más nos emocionó, “Llevamos mas de 20 años en esto y nunca habíamos visto uno tan grande!!!” Imagínense nosotros....

 El Rey, así le pusimos, nos arrastro mas de 18 kilómetros, la lucha fue tremenda. Al llegar para colgarlo éramos mas de ocho personas, todo un sacrificio. Lo único que pudimos hacer allí fue medirlo ya que habíamos llegado entrada la noche, 

131 pulgadas, lo que es 3,14 metros de largo y calculaban mas de 500 libras de peso.

 La verdad nos sentimos privilegiados, nos contaron que muchos, pero muchos lo intentan a diario y este famoso Marlín Azul sale con suerte, una o dos veces al año.

 Queríamos compartir con ustedes los momentos vividos y contarles que  el REY esta en Uruguay para que todos lo disfrutemos....

 Como dice un amigo “Lindo haberlo vivido para poderlo contar.....”